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Profesor de Historia de la Filosofía en la Universidad de Lille y luego en la Sorbona. Fue activo promotor de una renovación de la Filosofía tomista, en la que era especialista. En 1929 fundó en Toronto el "Instituto de Estudio Medievales". Participó como promotor activo de la renovación del tomismo que se hizo presente en el pontificado de Pío XI y luego en el de Pío XII.
Cultivó los estudios de este signo con profundidad creativa y no sólo con técnica meramente interpretativa. En sus obras, como "El tomismo", "La filosofía en la Edad Media", "Santo Tomás, moralista", "El ser y la esencia", "Introducción a la Filosofía cristiana", se defnió como en el mejor especialista del tomismo
Se le acusó de ir contra corriente en un siglo en que todo hacía relegar las ideas medievales a la Historia y un abanico novedoso de tendencias filosóficas nuevas irrumpían en la cultura. Su lema era que lo esencial nunca cambia.
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